¿A que a veces no cuentas cosas a algunas personas porque ya sabes lo que te van a decir? Me refiero a cosas importantes, que te preocupan, que te inquietan, que te duelen… ¿A que a veces te callas cosas que sientes, que temes, que planificas porque no confías en que la reacción de los demás vaya a ser de ayuda?
A mí sí me pasa. Una vez llamé a una amiga por teléfono para contarle que me gustaba un chico y que no sabía si era correspondida, la incertidumbre me intranquilizaba muchísimo y solamente quería desahogarme. Ella me dijo que aquello que me pasaba era una p*****. Lejos de animarme, su comentario me había hundido más… Así, que me vi consolándome a mí misma, y diciéndole que no era tal cosa, que esto era la historia de la humanidad, que había pasado siempre y que ya se resolvería con el tiempo. De hecho, así fue.
Recuerdo que cuando era pequeña y contaba en casa que alguien me había pegado en el colegio o me habían hecho un feo, siempre mis hermanas o mis padres me decían lo que tenía que haber hecho y me sentía fatal, porque además de que lo que me había pasado había sido desagradable, no encontraba comprensión ni consuelo.
El día de mi cumpleaños, antes de ayer, mucha gente me llamó para felicitarme y te preguntan que si todo bien… y hombre, todo, todo… Excepto lo que no está bien, todo lo demás genial. ¿A esa pregunta esperan que conteste que sí? Lo peor es que cuando digo que algo no va tan bien como esperaba, me suelo encontrar con reacciones bastante dramáticas que hacen que sienta que la cosa es más grave de lo que pensaba. Y me dan consejos. Y me dicen lo que tengo que hacer. Y yo me callo.
A veces, le pido a mi gente cercana cuando le voy a contar algo que me inquieta, que por favor se abstengan de darme su opinión, un juicio o un consejo. No suele sentarles bien… “¿Y entonces qué hago?” o “¿Para qué me lo cuentas?” me suelen preguntar. Con que me escuches, tengo suficiente. Con poder compartir esto con alguien, ya estoy contenta. Una vez se lo dije a mi madre y mientras yo le contaba, veía los grandes esfuerzos que hacía por contenerse.
Estamos acostumbrad@s a dar nuestra opinión sobre las cosas porque siempre nos la han dado a nosotr@s, pero, ¿nos preguntamos si alguien nos la pide? La escucha respetuosa consiste en eso, sólo escuchar y como mucho mostrar empatía en el caso de que puedas, no siempre has experimentado lo que el otro te cuenta, no hace falta que tengas respuesta para todo, nuestro silencio es muy valioso.
Creo que es una cuestión de límites, de poner reglas sanas en la comunicación. Porque si no, lo que pasa, es que nos callamos y no contamos y entonces nos pensamos que somos los únicos a los que nos pasa lo que sea y eso nos hace sentir solos y desgraciados y eso no es nada agradable.
Yo he sido opinadora numbre one, y cuando voy a dar mi opinión, intento preguntar si la quieren escuchar, más que nada, porque sé lo bien que sienta poderte explayar sin que nadie me influya. Si quieres experimentar esta sensación, te animo a que actúes con respeto con los demás y empieces a poner condiciones con respecto a los mensajes que recibas de los otros.