Todo lo que hacemos tiene un porqué y un para qué. Hasta la negatividad, que a priori no es buena, lo tiene.
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Todo lo que hacemos tiene un porqué y un para qué. Hasta la negatividad, que a priori no es buena, lo tiene.
Las creencias son de lo más sagrado que tenemos. Es uno de los pocos lugares en los que no manda nadie excepto nosotr@s. Y tienen un gran poder sobre nuestros objetivos, nuestra vida, nuestro estado de ánimo y nuestra felicidad.