Pues está muy bien que te preguntes esto, porque dependiendo de la respuesta tendrás éxito o no.
¿Por qué? Porque de la intención que tengas, depende todo.
Porque cuando lo haces por tu bien, lo haces por ti. Y cuando lo haces para ser más perfecta, lo haces por los demás. Deja que te diga una cosa: perfecta, ya eres. Dejas de serlo cuando te comparas con los demás.
¿Y cómo saber si lo haces por una u otra razón? Pues a base de preguntas, auto observación y reflexión. Tirando del ovillo. Sólo tú tienes la respuesta. Eso sí, has de ser sincera contigo misma, muchas veces no nos gusta admitir que hacemos las cosas por agradar a los demás o para obtener su aprobación. Pero muchas veces lo hacemos por eso. Claro que a todos nos gusta que nos halaguen, gustar o, cuanto menos, que no nos critiquen. Pero el peligro es perder el norte de lo que queremos.

Tú tienes todas las respuestas a todas tus preguntas.
¿Tan difícil es creernos que ya somos perfectos? Según la Real Academia de la Lengua Española, hay dos definiciones de la palabra perfecto que nos pueden ilustrar: “Que tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia en su línea” y “Que posee el grado máximo de una determinada cualidad o defecto”. Pues es que nosotros ya lo somos. ¿Por qué? Porque somos únicos, incomparables, genuinos, irrepetibles.
NI HAY, NI HA HABIDO, NI HABRÁ JAMÁS NADIE COMO TÚ.
QUE TE QUEDE CLARO.
Si quieres mejorar, que sea por ti, al margen de lo que les parezca a los demás.
Mejora, pero desde la aceptación de tus defectos. Incluso desde mirarlos con cariño y comprensión. Míralos con humor, trátalos con amor. Y podrás cambiarlos con mayor facilidad. O incluso puedes darte cuenta, de que a tus ojos, no están tan mal y decidir quedártelos.
Es una cuestión de tratarte bien. Porque mejorar es un proceso que requiere de cariño para contigo. Para empezar, porque seguro que no estás tan mal como crees. Porque simplemente por el hecho de que quieras mejorar, ya implica que tienes cierto nivel de autoevaluación y autoobservación, que te cuidas, vaya. Trabajo con personas constantemente que quieren mejorar y veo que tienen una visión de sí mismas o del problema a tratar peor de lo que yo percibo. Están mucho mejor de lo que creen, pero su visión de la situación es pesimista.
Este vídeo, que me gusta ver de vez en cuando, creo que puede ir muy bien para ilustrar este texto. Imaginarme dentro de 30 años, echando en falta mi fortaleza, mi salud, mi jovialidad, mi piel, mi agilidad, los seres queridos que ya no estarán… Me sirve para darme cuenta de que ahora ya tengo cosas que son irremplazables, importantes de verdad y eso me hace valorarlas y sentirme dichosa de disfrutarlas. Entonces me doy cuenta de que muchas cosas que “me faltan” son CHORRADAS. Mejorar está bien, pero lo que ya soy, lo que ya tengo, es suficiente para ser feliz.
Estar “mal” no le gusta a nadie, pero a veces hay que aprender a estar bien estando mal. Porque nada es tan grave, de todo podemos a prender, de todo podemos reírnos y todo pasa.

Ríete hasta de tu sombra.
Darle la importancia justa a las cosas y no presionarnos demasiado es lo que nos va a dar al final, una mejor calidad de vida.
No olvides lo importante.