Mi hij@ está más nervios@ estos días

Pues es lo normal, los cambios obligados y reducir el número de estímulos agradables puede generar ansiedad.

No poder salir a la calle, no tener espacio para poder ejercitarse, correr, jugar, saltar… Crea ansiedad, nerviosismo, estrés…

Habrá niñ@s que se hayan adaptado mejor a esta situación, otr@s peor, igual que las personas adultas. Aunque en el caso de l@s niñ@s, la capacidad de adaptación es mayor que en la población adulta, pero es normal que les afecte esta situación.

Puede que no sea la situación la que les afecta directamente, sino indirectamente.

Cómo estéis viviendo vostr@s la situación, tendrá mucho que ver con cómo la vivan ell@s. Las emociones se aprenden a través de la socialización y es mirando vuestra cara cómo ell@s pueden evaluar la gravedad de la situación.

Puede haber muchas maneras de enfocar lo que está pasando, aunque podríamos decir que en general, este parón puede provocar desmotivación, frustración y desánimo.

Aquí, las opciones.

Pero una cosa es sentir esas emociones en una intensidad moderada, y otra es experimentarlas a tope. ¿Y de qué depende que la intensidad sea una u otra? De nuestros pensamientos. Y los pensamientos de l@s niñ@s van a depender de lo que nos oigan decir o de cómo nos vean comportarnos.

Que ven a las noticias, puede ser una fuente de estrés potente. Aunque parezca que no atienden a la información, se enteran de todo y le pueden dar una interpretación personal y errónea.  Yo nunca veo las noticias en general por salud mental. Y ahora con más razón, por eso recomendaría que l@s niñ@s no las vieran tampoco, pero igual es un poco extremo.

En el caso de que vean algo (más que “algo” no recomendaría en absoluto exponerse a las noticias), habría que comentar con ell@s lo que han entendido, resolver sus dudas en el caso de que se pueda y en el caso de que no, decirlo abiertamente. Como por ejemplo, no saber cuándo volverá la normalidad.

Datos como el número de muertes, las cosas horribles y dramáticas que están pasando o asuntos morbosos, no forman parte de las noticias que son aptas para niñ@s en absoluto (por salud mental, yo diría que ni para las personas adultas).

Podemos hablar de cómo nos sentimos, para que ell@s hablen también, pero no podemos dejarnos llevar por la emoción. Es decir, podemos hablar de que tenemos miedo, pero sin echarnos a temblar. Podemos decir que estamos tristes pero no echándonos a llorar desconsoladamente. Eso, podemos hacerlo con nuestra pareja o telemáticamente con otra persona adulta, pero no desahogarnos con l@s hij@s, ya que si lo hacemos, le ahogaremos a ell@s.

Los límites son también importantes en esta situación. Mantener unas rutinas, que haya normas para esta nueva situación, les ayuda a sentirse más segur@s y a comportarse mejor.

Practicar actividades como la relajación, la meditación (en internet hay meditaciones guiadas para niñ@s muy cortitas que pueden servir), masajes, estar un rato en silencio o poner música muy tranquila, poner un poco de incienso, bajar la luz… Un ratito al día, aunque se corto, puede ayudarnos. Relajarse es como limpiar la mente de toda la basurilla mental del día, como ponerla a cero. Eso siempre va a favorecer que se minimice la ansiedad. Además, si vosotr@s estáis más tranquil@s, ell@s también lo estarán.

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