Qué perogrullada, ¿verdad?
Pues sí, será una perogrullada pero me he dado cuenta hace poco y no acabo de integrarlo. Quiero decir que le acabo encontrando normalmente sentido a muchas cosas de la vida, pero a esto, aún no.
Por ejemplo, puedo entrar a comprar en un supermercado donde hay muchos productos que suponen para mí una tentación, sobre todo los dulces. Si me pego media hora haciendo la compra, tengo que vencer la tentación varias veces. Cada vez que paso por un pasillo con bollería, el de los helados, la sección de pastelería… Tengo una lucha interna conmigo misma para convencerme de que lo correcto es no coger uno de esos productos.
Venzo la tentación una vez, dos veces, tres… Pero si al final ya no puedo más y acabo cayendo… Pienso que para eso, podría haber caído ya desde el principio y haberme ahorrado esa lucha interna.
Es verdad que muchas veces no caigo y que puede que en esas ocasiones lo que esté haciendo sea fortalecer mi voluntad, que no está nada mal. Pero me parece que hay algo que no cuadra, o que no siempre compensa. Igual una forma de compensar sería felicitarme a tope a mí misma por el logro que acabo de conseguir.
Otro ejemplo. Puedes estar guardando un secreto porque te lo han pedido años y años, con el esfuerzo que eso supone. Y un día, ya no puedes más y en una situación en la que no puedes aguantarte, vas y lo sueltas. ¿El esfuerzo de esos años no ha servido para nada? Jo, quiero pensar que sí, pero el resultado es que has fallado.

A veces puede costar mucho guardar un secreto.
Esto no deja de ser una visión de la realidad, pero no sé si tiene mucha vuelta de hoja. Igual verlo como que has fallado es muy duro. ¿Se puede fallar un poco? No es lo mismo que se te escape con una persona de confianza para desahogarte que ponerlo en las redes sociales con el objetivo de humillar a la persona que te pidió que guardaras el secreto, ¿no?
Imagino que todo esto tendrá mucho que ver con las explicaciones que le demos a nuestro comportamiento. Creo que todo lo que hemos hecho bien no debería ser anulado por haber cometido un fallo. Quiero pensar que no es lo mismo hacer algo sin querer que intencionadamente.
Porque claro, inmediatamente viene la culpa. No es justo que se arruine la carrera profesional de una persona por haber cometido un fallo, ¿no? Pensaréis igual que depende de qué tipo de fallo. Yo también lo pienso. Pero, ¿de verdad todo el tiempo que lo ha hecho bien se puede ver eclipsado por un error, aunque no sea pequeño?
Creo que todo esto también tiene mucho que ver con la autoexigencia y el autoperdón.
Puede ser también que tengamos que aprender a valorar todas cosas buenas que hacemos en nuestro día a día para no sentirnos tan mal el día que metemos la pata. Porque si solo le damos importancia a nuestros errores y damos por sentado que lo normal es hacerlo bien y no lo valoramos, la sensación de fracaso es estrepitosa.
Me gustaría saber qué opináis sobre este tema.
Yo pienso que no es lo mismo fallar una vez, dos… y aprender, a que te de igual hacerlo mal.
Podemos fallar mil veces porque nos cueste el aprendizajr, pero si no fallamos es porque no lo hemos ni intentado.
Las consecuencias también son importantes, si es para uno mismo, si es para los demás, si son reparables; si dañan mucho, no es lo mismo.
Junto con la intención.
Pero si el objetivo genuino es cambiarlo y se sigue en el intento aunque se falle, es normal, así un día el fallo será mínimo y si no comprensible, si valoramos el objetivo y el esfuerzo.