Como el otro día estuve hablando de la culpa y nombré este término, hoy le dedico el post de la semana.
Del perdón ya he hablado, así que el autoperdón es lo mismo que perdonar pero aplicado a un@ mism@.
El autoperdón es un acto más que podríamos englobar dentro del buen autotrato. Por curiosidad me meto en la RAE para ver si existen estas palabras. Veo que no, que son palabras que me he inventado pero creo que son necesarias para definir realidades. Fijaos si es poco habitual pensar en nosotr@s mism@s y en cómo nos tratamos que ni siquiera hay palabras que definan esos actos…
Pero son súper importantes. ¿A que sí conocéis las palabras autocrítica, autoengaño, autolesión? Pues así tenemos la autoestima… ¡Una pena!
A parte del autoperdón, hay un montón más de cosas que podemos practicar con nosotr@s mism@s: la autoescucha, el autoconsuelo, la autoayuda, la autocompañía, el autorregalo, el autocuidado, la autoempatía… Son todos actos sanos de relación con nosotr@s mism@s.
¿Y qué es el autoperdón? Pues el acto de perdonarnos a nosotr@s mism@s. ¿Y cómo se consigue? Pues igual que cuando perdonas a alguien activamente.
Primero tienes que partir de la creencia de que equivocarse es normal y de que es algo que nos va a suceder toda la vida. Como seres humanos debemos ser lo suficientemente humildes para no creer que somos perfect@s y partir de esa imperfección.
Además, normalmente, cuando tomamos la decisión de actuar de una manera, en ese momento creemos que es la mejor decisión o al menos la menos mala. A toro pasado es fácil ver nuestros errores pero no es justo juzgarnos desde ahí. De esto también surge el arrepentimiento, que es un poco una trampa.
Puede ser que actúes de una manera que sabes que no va a traer buenos resultados, pero a veces no tenemos las fuerzas de hacerlo mejor. Otras veces, las situaciones son tan complicadas que no hay una solución mejor que otra y hagas lo que hagas alguien va a salir perjudicado. Pero hay que saber tomar el porcentaje de responsabilidad que atribuirnos.
Tratar de entender qué te llevó a equivocarte, aplicar comprensión a tu visión, forma parte del perdón. Ser sensible a tus limitaciones, aceptarlas.
Mejorar tu dialogo interno con respecto a lo que hiciste mal. Examinar si lo que te dice tu mente es “no deberías haberlo hecho así”, “eres la única persona que metió la pata”, “eres lo peor”. Cambiarlo por otras frases más comprensivas que muestren cariño como “lo hiciste lo mejor que supiste”, “en esta vida no paramos de aprender”, “metiste la pata pero eso no te hace peor persona”. Es importante recordar que nuestros actos no definen nuestra valía. Lo que valemos no puede depender de nuestros aciertos ni de nuestros errores.
El perdón es un proceso, puedes pegarte toda la vida perdonando algo. El autoperdón, también. Así que ir haciendo estas cosas irá haciendo que nos perdonemos un poquito cada día y eso día a día, mes a mes y año a año, va haciendo un montón.

Lo que hacemos todos los días va sumando. Ilustración de 72 kilos.