Si nos cuesta tanto quedarnos en casa, deberíamos pensar el porqué

Está claro, en una sociedad en la que la inmediatez, la comodidad y la calidad de vida son unos de los mayores valores, negarnos cualquier cosa, es un auténtico sufrimiento. sigue leyendo

¿Sabes cómo se acepta la realidad?

Quienes asistís a mis cursos sabéis que soy puñetera cuando me pongo a hacer preguntitas. Sobre todo las que son del tipo… ¿cómo se hace eso de quererse? ¿Qué hacer para aceptarnos? ¿Cómo se practica el carpe diem? Pues en este artículo voy a dar respuestas.

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Un conato de tragedia

Yo hasta ahora pensaba que sabía lo que significaba “ecuanimidad”, pero parece ser que no era consciente del alcance de su significado.

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Que tus hij@s decidan lo que son.

Describir el comportamiento de los demás y opinar sobre él es de mala educación, ¿lo sabías?

Pues entonces hemos sido educad@s por personas extremadamente maleducadas porque yo desde que tengo uso de razón he escuchado mensajes que me describían: si me parecía a mi madre, que era más lista que las pesetas, qué peluda era, qué vaga era, que esperaban que sacara buenas notas, que era muy desobediente… El lenguaje que utilizamos es muy poderoso, estructura nuestra realidad y la de nuestr@s hij@s. Debemos acostumbrarnos a ser más neutros con el lenguaje a la hora de describir sus actitudes y partir de un mayor respeto.

¿A quién le das poder para que te cuente la realidad?

¿A quién le das poder para que te cuente la realidad?

La verdad es que si nos ponemos a hablar, qué difícil es hacerlo correctamente desde el punto de vista de la inteligencia emocional… La comunicación entre iguales es complicada. Educar es un acto que hacemos a través de la comunicación verbal también. Aunque si me seguís, habréis detectado que abogo más por el ejemplo que por la palabra.

Muchas veces utilizamos mensajes poco respetuosos porque dan un rápido resultado en cuanto a lo que queremos conseguir de la conducta de nuestr@s hij@s. Pero esos mensajes van llenando el recipiente del cual se nutre lo que ellos piensan de ell@s mism@s.

Nuestras palabras son semillas.

Nuestras palabras son semillas.

Creo que podríamos estar más callad@s, calibrar mucho más lo que decimos y cómo lo decimos y para que lo decimos. Porque las palabras tienen una gran influencia en la conducta de l@s niñ@s, en su pensamiento y en su forma de tratarse.

Cuando somo pequeñ@s, no podemos hacer oídos sordos.

Cuando somo pequeñ@s, no podemos hacer oídos sordos.

La forma en que hablamos a l@s niñ@s se convierte en su voz interna.

Fijaos el gran poder que tenéis sobre su autoestima. Creo que para unos padres, que su hij@ tenga una buena autoestima es súper importante. Pues es tan fácil como tratarles siempre con respeto. Bien, la teoría está clara, ¿pero qué es exactamente respetuoso?

  • ¡Eres la más guapa del mundo!
  • ¡Qué mentiroso eres!
  • ¿Te quedas a dormir en casa de tu amiguit@? ¿Me dejas sol@?
  • Sacar un 7 no es suficiente.
  • Eres una vaga.
  • ¡Cómo te estás poniendo, eh!
  • Hablar de ellos con otras personas como si no estuvieran.
  • Tú sabrás lo que tienes que hacer.
  • A ver cuánto te dura esta vez el capricho…
  • No vas a poder, ya lo hago yo, lo vas a romper, te vas a… (caer, manchar, hacer daño…).
  • Mira a tu hermano, qué bien se porta, no como tú.

Las frases que empiezan con “eres”, ¡peligro! Van a construir su autoconcepto, lo que opinen de ell@s mism@s. Mira los estragos que tiene en los adultos, pues imagina en l@s niñ@s.

Mucho ojito con los chantajes psicológicos. Ell@s nos quieren y nosotr@s a ell@s, ¿no? Pues dejemos que  nos lo expresen libremente y sin coacción. Si no, pueden tener problemas de dependencia afectiva en sus futuras relaciones.

No somos futurólog@s, ¿no? Pero para nuestr@s hij@s, somos dioses y lo que digamos va a misa. ¿Qué papá dice que me voy a caer? Pues me caigo, porque papá siempre tiene razón.

Te lo dije...

Te lo dije…

Comparar… ¡Somos incomparables, somos únicos y eso está genial! Pero les comparamos. Cada vez que le comparas con alguien, le estás transmitiendo que debería ser de otra manera, que no está bien como es.

Así que reflexionemos sobre cómo nos hablaron de pequeñ@s, cómo nos tratamos a nosotr@s mism@s y cómo queremos que se traten nuestr@s hij@s.

La comodidad puede matar

No es fácil madrugar si no tienes obligaciones, pero vivir dependiendo de lo que nos apetece, es esclavitud.

Hazte apetecibles los esfuerzos.

Hazte apetecibles los esfuerzos.

No es cómodo salir una tarde a dar un paseo si el tiempo está desapacible, pero cuando vuelves a casa, te alegras de haber tomado esa decisión.

Tremendos premios por salir de casa.

Tremendos premios por salir de casa.

Cuesta apagar la tele y ponerse a leer, pero sabes que es mejor para tu mente.

Da pereza salir de casa para hacer deporte, pero sabes que descansarás mucho mejor si lo haces.

Hacer deporte genera endorfinas.

Hacer deporte genera endorfinas.

Yo trabajo desde casa la mayor parte del tiempo y soy bastante disciplinada con respecto a los horarios. No me considero muy organizada, de hecho en el plano físico soy preocupantemente desordenada, pero he ido desarrollando una disciplina bastante sólida en cuanto a la distribución del tiempo se refiere.

Hace poco en una agradable charla, recordaba mi primer año en la universidad. El primer cuatrimestre las clases eran por la tarde y me costaba mucho levantarme a una hora decente para poder aprovechar la mañana e ir haciendo los trabajos. De hecho, los tres primeros años de magisterio fui una estudiante muy poco ejemplar.

De eso han pasado unos cuantos años y veo que con el tiempo y una fuerte motivación, he podido desarrollar la capacidad de organizarme el tiempo y la voluntad para trabajar sin una exigencia externa.

¿Cuál ha sido mi motivación? Hacer lo que quiero, donde quiero, cuando quiero y como quiero. Desarrollar Bienpensar, vivir en Ansó, tener mis propios horarios y sentirme libre.

Muchas veces, la palabra disciplina parece reñida con la palabra libertad. Pero nada más lejos de la realidad. Gracias a ser disciplinad@s, podemos ser libres de escoger lo que queremos. La voluntad hay que educarla y fortalecerla para poder ser libres.

Una manera de hacerlo es reparando en el uso del lenguaje. A veces decimos: “tengo que lavar los platos” y sentimos obligación y poca apetencia. ¿Y si cambiamos tengo por quiero? Probablemente no quieres lavar los platos pero sí los quieres tener limpios, ¿no? ¡Entonces quieres lavarlos!

Para conseguir objetivos hay que plantearse retos y poner todo de nuestra parte. Esfuerzo, voluntad, motivación… ¡Y premios! En forma de reconocimiento, de buen trato, de gratificaciones cuando llevamos a cabo una tarea costosa…

Ser feliz es cuestión de voluntad, de recordar todos los días todo lo que sí tenemos, todos los problemas que no tenemos, agradecerlo, nuestra salud, la de quienes nos rodean, desterrar los miedos… La comodidad, lo siento mucho, es incompatible con la felicidad. El piloto automático no nos va a avisar de que nos estamos saliendo de la ruta que nos habíamos marcado.

No lo olvides.

No lo olvides.

¡Así que a vivir conscientes, con los ojos muy abiertos y sin pereza por la vida! ¡Que tenemos más capacidad y fuerzas de lo que creemos! Si es que… ¡TODO ES PONERSE!